Sheinbaum rinde homenaje a mujeres insurgentes en Grito

En su primer Grito de Independencia, la presidenta Claudia Sheinbaum modificó las arengas tradicionales para honrar a cuatro mujeres fundamentales en la lucha insurgente.
En una ceremonia cargada de simbolismo histórico, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo encabezó su primer Grito de Independencia desde el balcón central del Palacio Nacional. Ante una plaza del Zócalo abarrotada, la mandataria realizó una modificación significativa al protocolo tradicional: incorporó los nombres de cuatro mujeres insurgentes en las arengas, un gesto sin precedentes que buscó visibilizar su contribución en la gesta independentista de 1810.
El acto, celebrado la noche del 15 de septiembre, marcó el inicio de las fiestas patrias en México. Sheinbaum, siguiendo la tradición, ondeó la bandera nacional y dio el tradicional “¡Viva!” por los héroes que forjaron la nación. Sin embargo, fue en este momento donde introdujo el cambio, evocando con nombre y apellido a Josefa Ortiz Téllez Girón, Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra y Manuela Medina, conocida como “La Capitana”.
¿Por qué es relevante este cambio en el Grito?
El Grito de Dolores es una ceremonia profundamente ritualizada, donde las frases coreadas por el presidente suelen ser consistentes, mencionando generalmente a Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama y, en versiones más recientes, “a los héroes que nos dieron patria”. La inclusión explícita de figuras históricas específicas, y en este caso todas mujeres, representa un poderoso acto de reivindicación histórica y un reconocimiento oficial a su papel, a menudo minimizado en los relatos tradicionales.
Con esta acción, la presidenta no solo inició su ciclo de festejos patrios al frente del ejecutivo federal, sino que envió un claro mensaje sobre la perspectiva de género que pretende integrar en su gobierno, vinculando la celebración nacional con un homenaje explícito a las mujeres que arriesgaron su vida, libertad y patrimonio por la Independencia de México.
El contexto histórico: la deuda con las mujeres insurgentes
La historiografía mexicana ha comenzado a reevaluar en las últimas décadas el papel crucial que desempeñaron las mujeres durante la guerra de Independencia. Lejos de ser espectadoras, su participación fue activa y multifacética: fueron espías, correos, financiadoras, estrategas e incluso combatientes en el campo de batalla. Sin su labor en la retaguardia y en la primera línea, el movimiento insurgente hubiera enfrentado obstáculos aún mayores.
El discurso de Sheinbaum, al mencionarlas, recordó que la historia de México no se entiende sin la participación activa y decidida de estas mujeres. Este reconocimiento desde la máxima tribuna del país busca corregir una omisión histórica y ofrece una narrativa más completa e inclusiva sobre los cimientos de la nación.
Josefa Ortiz Téllez Girón, ‘La Corregidora’
Sheinbaum evocó en primer lugar a Josefa Ortiz Téllez Girón, a quien deliberadamente recordó con su apellido de soltera, un gesto moderno que refuerza su identidad individual. Conocida popularmente como “La Corregidora”, su papel fue fundamental en el estallido de la guerra.
Esposa del corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, fue una pieza clave en la conspiración de Querétaro. Al enterarse de que la conspiración independentista había sido descubierta por las autoridades virreinales, logró alertar a Ignacio Allende y a Miguel Hidalgo y Costilla, lo que permitió adelantar el inicio de la lucha. El aviso de Josefa Ortiz es, según los cronistas, la razón por la que el Grito de Dolores se dio en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, y no en la fecha originalmente planeada. Su valentía fue castigada con el encarcelamiento hasta el fin de la guerra.
Leona Vicario, la insurgente mensajera e intelectual
Leona Vicario Fernández de San Salvador es una de las figuras femeninas más reconocidas de la Independencia. Proveniente de una familia acaudalada, se sumó a la causa insurgente a los 21 años, utilizando su vasta fortuna para financiar armas, medicinas y propaganda a favor de la emancipación.
Su contribución fue más allá del aspecto económico. Desempeñó un papel crítico como informante y mensajera dentro de la organización clandestina insurgente, utilizando su posición social como cobertura. En 1813 fue arrestada y sus bienes fueron confiscados. Aunque logró escapar para unirse a su futuro esposo, Andrés Quintana Roo, fue capturada nuevamente. Tras ser liberada bajo la condición de abandonar la causa, permaneció vigilada hasta 1821. Murió en 1842 y su nombre es sinónimo del compromiso intelectual y material de las mujeres con la independencia.
Gertrudis Bocanegra Mendoza, la estratega y mártir de Pátzcuaro
Nacida en Pátzcuaro, Michoacán, Gertrudis Bocanegra destacó por su habilidad como estratega y organizadora. Inspirada por las ideas de independencia, participó activamente en la creación y mantenimiento de redes de comunicación entre los diferentes frentes insurgentes.
Su historia personal está marcada por la tragedia y la convicción. Alentó a su marido y a su hijo a unirse al ejército de Miguel Hidalgo, ambos fallecieron en la batalla del Puente de Calderón en 1811. Lejos de amedrentarse, redobló sus esfuerzos. Finalmente, fue descubierta por los realistas, apresada en 1817 y condenada a muerte. Antes de ser fusilada en la plaza principal de su ciudad natal, se le atribuye haber arengado al pueblo a seguir luchando. Su ejecución la convirtió en un símbolo eterno de la resistencia y el sacrificio femenino.
Manuela Medina, ‘La Capitana’, la líder militar
María Manuela Medina, conocida con el grado militar que obtuvo, “La Capitana”, es quizás la menos conocida de las cuatro, pero su historia es una de las más extraordinarias. Originaria de Taxco, se distinguió por su valor excepcional y liderazgo directo en el campo de batalla.
Tras enterarse del movimiento iniciado por Hidalgo, recorrió más de 500 kilómetros para unirse personalmente a las fuerzas de José María Morelos y Pavón. Su arrojo y capacidad táctica le valieron el reconocimiento formal de la Suprema Junta Nacional Americana, el primer gobierno insurgente, que en 1811 le otorgó el grado de capitana. Lideró una tropa de 60 hombres, principalmente indígenas y mestizos, y participó en batallas cruciales como la toma de Acapulco y la rendición del Fuerte de San Diego. Tras ser gravemente herida, se retiró a su pueblo natal, dejando un legado de coraje que desafió todos los roles de género de su época.
Una noche histórica para la memoria nacionalEl primer Grito de Independencia de la presidenta Claudia Sheinbaum no pasará a la historia solo por ser el primero de su administración, sino por haber utilizado la plataforma más simbólica del año para integrar a la mujer en la narrativa fundacional de México de una manera tangible y audible. Al gritar sus nombres ante miles de mexicanos y millones más a través de las pantallas, se realizó un acto de justicia histórica y se recordó que la patria se construyó también con el valor, la inteligencia y el sacrificio de sus hijas.
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