Beber agua es esencial en distintos momentos del día para mantener una buena salud. El agua, que representa entre el 50 % y el 70 % del peso corporal, no solo hidrata, sino que también asegura el correcto funcionamiento de órganos, tejidos y articulaciones, según la Clínica Mayo en Estados Unidos. Sin embargo, consumirla en los momentos adecuados puede potenciar sus beneficios.
Por la mañana, tras varias horas de sueño, el cuerpo pierde líquidos a través de la respiración y la transpiración. Por eso, se recomienda empezar el día con un vaso de agua, lo que ayuda a restaurar la hidratación, activar el metabolismo y preparar al cuerpo para las actividades diarias.
Durante el ejercicio, la hidratación también es fundamental. Según Texas Health and Human Services, lo ideal es beber una o dos tazas antes de entrenar y mantener un consumo constante durante la actividad —aproximadamente media a una taza cada 25 minutos—. Tras finalizar, es importante continuar hidratándose durante las siguientes dos horas para reponer los líquidos perdidos con el sudor.
Los especialistas advierten que esperar a sentir sed puede ser contraproducente, ya que esta sensación indica un grado de deshidratación. Por ello, se recomienda beber agua de forma regular a lo largo del día, incluso cuando no se tiene sed. Mantener un nivel adecuado de líquidos ayuda a eliminar desechos, regular la temperatura corporal, proteger tejidos sensibles y lubricar las articulaciones de manera natural.
En resumen, el agua es vital para la salud y consumirla de manera estratégica —al despertar, durante el ejercicio y a lo largo del día— es clave para mantener el equilibrio del cuerpo y favorecer el bienestar general.