Comercio + Seguridad
Marcela Gómez ZalceLos tiempos para las definiciones están cercando el margen de maniobra presidencial. Morena está en una situación permanente de inestabilidad y tensión interna ante la cruenta batalla por el control del manto de impunidad. El escándalo del huachicol fiscal está fuera del perímetro de administrar los daños para evitar que la nube tóxica arrastre a los verdaderos responsables.
La ruta bilateral para desmantelar el contrabando de combustible da visos del tamaño de la hidra política criminal en el millonario negocio que es prioritario en la agenda del presidente Trump. No sorprende que, ante el cierre gubernamental en los Estados Unidos por desacuerdos en materia de presupuesto, el magnate haya aducido que su administración se encuentra “en un conflicto armado no internacional” contra los cárteles de la droga a quienes ha declarado como “combatientes ilegales”.
Las acciones militares llevadas a cabo en el Caribe contra embarcaciones venezolanas presuntamente transportando droga, son punta de lanza de una narrativa para influir en cómo se interpreta el hecho e ir marcando el marco interpretativo dominante.
El uso del lenguaje y las emociones que Trump despierta entre su base y la opinión pública legitima sus decisiones políticas. Utilizará el pilar de esa narrativa contra la dictadura de Maduro definiéndolo como epicentro de operaciones de crimen trasnacional para pavimentar el camino contra el gobierno de Sheinbaum que ha sido señalado por mantener una “alianza intolerable” con el crimen organizado que se comporta como actor armado no estatal.
Luego entonces esas organizaciones criminales traspasan fronteras y finalmente puede insinuarse que México podría ser “el próximo frente” para erradicar esas organizaciones terroristas.
¿Descabellado?
No necesariamente si se leen con cautela todas las señales y acciones que de facto se llevan a cabo diariamente.
Las operaciones de inteligencia estadounidenses están en absoluta coordinación con ciertas áreas del gobierno mexicano. Los decomisos, anuncios y detenciones de objetivos prioritarios han sucedido por el intercambio de información y la presión de la Casa Blanca. El hedor del relato de un narco-gobierno durante los pasados seis años asocia al narcotráfico mexicano como una amenaza hemisférica que necesita una fuerte intervención.
La hoja de ruta de los pasos previos ha sido tomada; la construcción de narrativa de amenaza, la designación de organizaciones terroristas, operaciones militares en zonas limítrofes y la firmeza internacional de Trump para exigencias políticas y comerciales.
No habrá una revisión del T-MEC sino una manipulación de la negociación comercial. Gracias a los abrazos de Palenque y la runfla morena de funcionarios corruptos —muchos refugiados en el legislativo y otros en el gabinete de Sheinbaum— y su hilo conductor con organizaciones criminales, Trump ha convertido el tema económico bilateral en un instrumento de política de seguridad.
Y ello conlleva a que se podrían incorporar en el Tratado bilateral cláusulas de seguridad y quizá evaluaciones periódicas en el desempeño del gobierno mexicano con la exigencia de extradiciones específicas y la negociación de “paquetes” vinculados; comercio + seguridad en un solo paquete.
Todas las evidencias apuntan a esa dirección de una negociación muy compleja. Y en ese camino el partido Morena con la mira estadounidense para ser designado como eje estratégico en apoyo de organizaciones terroristas.
Columna: El nuevo Leviatán
Un cúmulo de literatura documenta el regreso del Estado autoritario. John Grey ha publicado recientemente el penetrante volumen Los nuevos leviatanes, para agregar al pesimismo. Este libro puede leerse paralelamente a nuestro proceso político en clave de la pregunta ¿por -- leer más
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